Durante el último año, el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) recibió 1.692 denuncias relacionadas con discriminación hacia personas con discapacidad, evidenciando barreras persistentes en accesibilidad, atención al cliente y protocolos inclusivos en diversos sectores.
Uno de los reclamos más recurrentes apunta a las dificultades de accesibilidad física, como rampas inexistentes o en mal estado, ascensores inoperativos y uso indebido de estacionamientos reservados. Estas deficiencias limitan gravemente la autonomía de las personas con discapacidad en espacios públicos y privados.
Otra problemática recurrente es la falta de capacitación del personal, lo que genera experiencias de trato discriminatorio y atención inadecuada. En el ámbito del transporte, tanto terrestre como aéreo, se denuncian infraestructuras deficientes, tiempos de espera desproporcionados y protocolos que no consideran necesidades específicas.
En el caso de los eventos masivos, la falta de infraestructura accesible también es motivo de queja. Los consumidores destacan problemas como áreas mal diseñadas para usuarios de sillas de ruedas y una respuesta insatisfactoria por parte de los organizadores frente a sus necesidades.
Como así también, los protocolos de seguridad mal implementados que representan un riesgo adicional para las personas con discapacidad, generando experiencias negativas que afectan su dignidad y bienestar.
Los reclamos presentados ante el SERNAC no sólo exponen deficiencias puntuales, sino que también reflejan una brecha estructural en la inclusión y el respeto hacia las personas con discapacidad.
Para denunciar este tipo de situaciones, los afectados pueden dirigirse al SERNAC a través de su sitio web (www.sernac.cl), su línea gratuita 800 700 100 o presencialmente en sus oficinas regionales.
Garantizar la igualdad de condiciones no debería ser un desafío, sino un estándar básico en cualquier entorno. Estos testimonios nos invitan a reflexionar sobre el tipo de sociedad que estamos construyendo y cómo podemos avanzar hacia un modelo más equitativo.
Porque una sociedad verdaderamente inclusiva no es aquella que minimiza las barreras, sino la que se asegura de que no existan.