Desde hace ocho años, la Orquesta Filarmónica de Medellín impulsa Soy Músico, un programa pionero que brinda formación musical a jóvenes neurodivergentes, desafiando los prejuicios y promoviendo la inclusión. Con más de 30 participantes, este proyecto les permite desarrollar habilidades en diversos instrumentos y presentarse junto a la orquesta profesional en conciertos bianuales.
Más que una formación artística, Soy Músico se ha convertido en un espacio de respeto y crecimiento, donde los jóvenes encuentran una comunidad que reconoce su talento sin etiquetas. “Aquí me siento respetada”, afirma Claudia Zapata, una de las integrantes, destacando el impacto del programa no solo en ellos, sino en la sociedad que aún los subestima.
El modelo se basa en una formación progresiva con tres niveles, permitiendo a los participantes avanzar desde ensayos abiertos hasta integrarse en la orquesta. Además, el programa fortalece los lazos entre familias y fomenta la conciencia sobre la importancia de la accesibilidad en las artes.
Para la madre de Raquel, una de las jóvenes con Síndrome de Down que se ha destacado en diversas disciplinas, el impacto es claro: “Raquel es mi maestra”, afirma con orgullo, demostrando que cuando se apuesta por la inclusión, el potencial humano no tiene límites.
Soy Músico es un ejemplo de cómo el arte y la educación pueden derribar barreras y abrir caminos hacia una sociedad más inclusiva y equitativa.